Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Observatorio Social del Ecuador en 2019, el 47% de los niños y adolescentes han recibido algún tipo de maltrato por parte de sus padres como una medida disciplinaria. En el país, el maltrato infantil tiene un altísimo porcentaje pero que lamentablemente está invisibilizado, ya que el índice no denota la realidad que se vive porque pocas veces es denunciado.
La psicóloga clínica Celina Osorio Hidalgo, especialista en niños y adolescentes, recomienda cuando se tiene la posibilidad de realizar una denuncia acudir al ECU911 para que se active la ayuda, además de acudir a los organismos encargados como DINAPEN, la Junta de Protección de Derechos de cada ciudad, Defensoría del Pueblo, Fiscalía (Unidad de Flagrancia cuando el hecho de maltrato ha ocurrido dentro de 24 horas). La especialista Celina Osorio, expresa que una vez que se realiza la denuncia (dentro del tiempo mencionado), se establecen medidas de protección emergentes como retirar al niño/a del hogar y llevarlo/a a una casa de acogida o sacar al agresor del hogar.
Según la experta, existen a nivel nacional diversas casas de Acogida en donde se trata la problemática del maltrato físico y psicológico, las mismas que buscan restablecer en cada niño sus derechos y trabajar con las familias para que de esta manera se pueda cambiar patrones equivocados de castigos de tipo punitivo (maltrato físico) y agresiones verbales (maltrato psicológico).
La sanción por este tipo de delitos en el Ecuador según el COIP (Código integral Penal) artículo 152 va desde los 30 días hasta los 5 años dependiendo de las lesiones, daños o incapacidad causadas en el afectado.
Cabe destacar que los tipos de maltrato infantil que existen en el país, son el físico, psicológico e institucional. El físico que comprende toda agresión que causa daño corporal ya sea con algún objeto o con las manos o pies del agresor (cachetadas, puñetes, patadas, etc.) que dejan marcas físicas, señales u otras huellas en el cuerpo.
El maltrato psicológico que comprende insultos, vejámenes, gritos, encierros, menosprecios, que laceran y dañan la autoestima y seguridad, producen perturbación emocional y alteraciones psicológicas.
El maltrato institucional que es provocado por un funcionario de una institución pública o privada por ejemplo cuando se dispone que un estudiante abandone el aula de clases porque sus padres se hallan en mora del pago de pensiones, de este tipo de maltrato no existen estadísticas con porcentajes estimativos.
En el país, 7 de cada 10 niños y adolescentes ecuatorianos reciben maltrato físico; 4 de cada 10 niños y adolescentes ecuatorianos reciben maltrato psicológico.
En la actualidad la pandemia por el Covid deja en el país muchas mas situaciones de maltrato debido al confinamiento que se vivió por varios meses en donde se compartían muchas mas horas de convivencia familiar, el no asistir a los centros educativos y la falta de trabajo en los progenitores fueron los factores que incrementaron la violencia y maltrato hacia niños y adolescentes.
La psicóloga Osorio indica que cuando un niño es víctima de maltrato se debe analizar en primera instancia el contexto y dinámica familiar, ya que pueden existir dos tipos de reacciones conductuales en el niño o adolescente. “La primera es la sumisión, retraimiento, introversión y la segunda reacción es una conducta desafiante, agresivo, actúa a la defensiva y de manera negativa”, dice la especialista.
La experta agrega que para que se vaya superando las secuelas que dejó el maltrato se debe trabajar en fortalecer su autoestima, confianza y seguridad, desarraigar miedos y creencias erróneas que los adultos especialmente progenitores infunden en los niños. “Una vez que se trabaja con el niño es “imprescindible” direccionar una terapia con la familia, ya que el niño es un ser dependiente de ellos, arraigados al núcleo familiar”, dice Osorio.
La especialista aconseja mostrar empatía y buen nivel de comunicación con los niños que han sido maltratados; ya que, si un niño se siente escuchado y comprendido podrá ir poco a poco recuperando su confianza y sobre todo el adulto deberá ratificar constantemente que él no es culpable de nada sino víctima de una situación de violencia de parte de sus familiares.
Osorio añade que es importante que el adulto brinde al niño/a demostraciones constantes de afecto para que se sienta valorado respetado y querido, el vínculo afectivo positivo direcciona una condición de seguridad.
La psicóloga cuenta que recibe en su consultorio privado más que nada situaciones de maltrato psicológico por parte de las figuras parentales o familiares que son las más cercanas, en un promedio de 4 a 6 pacientes mensuales con este tipo de problemática. (I)