Representantes de los sectores bananero, camaronero, cacaotero y platanero se muestran preocupados por varios factores que impactan las exportaciones actualmente y proyectan un difícil 2023.
Uno de los temas que más les preocupa es la inseguridad. En 2022, al menos 63 personas vinculadas a los sectores productivos fueron asesinadas por la delincuencia organizada y alrededor 1,450 resultaron heridas, generando costos en atención hospitalaria y ambulatoria por más de un millón de dólares. A esto se suma la contaminación de carga en la exportación que ha registrado un alza alarmante en 2022. Se han generado cientos de denuncias por extorsión y amenazas, pese a que el sector privado invierte cerca de 150 millones de dólares por concepto de seguridad (custodia privada, cámaras, vigilancia, tracking de contenedores, entre otros dispositivos y prácticas, obligando al sector exportador a asumir los costos de una responsabilidad que no le compete por acciones no efectivas del gobierno, mientras la crisis de inseguridad sigue escalando.
Se destaca la falta de impulso a la competitividad, lo cual ha afectado el desempeño de las exportaciones en 2022 debido a la alta carga impositiva; la escasez y el incremento de costos de materias primas; la inexistente reducción arancelaria y la caída de precios en el mercado internacional, entre otros.
Pese a la falta de incentivos, por ejemplo, el sector camaronero ha continuado con sus proyectos de inversión para tecnificarse y ser más eficiente. En el 2022 el monto superó los 700 millones de dólares y generó 5,500 nuevos empleos adicionales a los generados en 2020 y 2021. Sin embargo, la falta de competitividad representa un problema latente, pues existen alrededor de 100 subpartidas que siguen pagando aranceles. Por otra parte, la cadena primaria aún paga Impuesto al Valor Agregado IVA sobre bienes de capital, insumos y materias primas, cuando la ley indica que esos bienes deben tener tarifa IVA CERO, con el objetivo de evitar exportar impuestos. Por último, la eliminación del subsidio del diésel para camaroneros que posean predios de más de 30 ha., aumentó el costo de producción a 16 centavos por libra, afectando al 82% de la superficie camaronera a nivel nacional; de ese porcentaje el 30% está en riesgo de quiebra.
En lo que respecta a la carga impositiva, el sector bananero reveló que en el 2021 el valor por ese concepto superó los $469´916,000, mientras en el caso del sector cacaotero fue de $16´225,117,38. Algunos de los rubros fueron IVA, el Impuesto a la Actividad Bananera, Impuesto a la Salida de Divisas, Derechos Arancelarios, Patentes Comerciales, Impuesto a los Activos Totales, entre otros. A esto se registra costos adicionales por el incremento de los fertilizantes, tras el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. El grado de afectación por este rubro ha sido general en todas las cadenas productivas agrícolas, tanto para pequeños, medianos y grandes productores como para los exportadores.
Otro factor es la no aplicación el drawback automático, un mecanismo empleado por otros países para motivar las exportaciones, pero que en Ecuador no se lo emplea por falta de voluntad y decisión política del Gobierno.
Así cierra el 2022, con demandas de atención por parte del sector productivo – exportador, que no solamente es el mayor generador privado de divisas y de más de 900 mil plazas de empleos, sino que además es un actor comprometido con proyectos de desarrollo comunitario en salud, educación y bienestar social, temas que cada gremio impulsa para beneficiar a sus colaboradores y sus familias.
Insisten en que el Gobierno debe combatir principalmente la delincuencia que atenta contra la integridad de los trabajadores del sector productivo–exportador y simultáneamente apuntalar la competitividad de los productos de exportación para seguir estimulando el desarrollo del país, como lo ha demostrado la industria durante los últimos años.