“Depresión de Facebook” y “Toque fantasma”, algunos síntomas negativos del uso excesivo de redes sociales

Una tarde cualquiera en casa, el internet empieza a fallar y Martha de 22 años empieza a cambiar de humor. Empieza a sentir que le hace falta algo, pero luego de un rato el wifi de su casa vuelve y ella agradece.

Ella se pone igual a muchos jóvenes cuando les empieza a fallar el internet, ya que esta es una nueva generación en la que no pueden imaginar su vida sin redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, Skype, entre otras. La aparición de internet nos ayuda a comunicarnos de una forma más rápida y eficiente.

Estos medios tienen aspectos positivos como la facilidad de comunicación, una mayor aceptación por parte del grupo de pares o la creación de una mayor red de contactos, etc. Sin embargo, el psicólogo Moisés Chalco confiesa que también tiene consecuencias negativas si se usa de manera incontrolada o abusiva, ya que puede provocar cosas como: aislamiento social, sedentarismo, disminución del rendimiento escolar, dificultades para establecer relaciones y en casos más graves, cuando se instala la dependencia de internet, pueden aparecer síntomas ansiosos y / o depresivos.

Algunos autores han introducido términos como “depresión de Facebook” o “toque fantasma” para describir nuevos síntomas o patologías derivadas del uso excesivo de nuevas tecnologías, refiere el especialista. Por ejemplo, la depresión de Facebook se siente por una profunda tristeza o angustia por no estar en contacto constante con los demás.

Otro aspecto a tener en cuenta dice Chalco son los desafíos que se lanzan en las redes sociales, los jóvenes se desafían a sí mismos a realizar determinadas proezas y el objetivo es superar y subir el listón de la provocación lanzada por el amigo. En estos casos, los jóvenes ponen a prueba sus propios límites, con una búsqueda constante de adrenalina, aprobación y aprecio por parte de los demás, con el fin de demostrar que son intrépidos, omnipotentes, que para ellos todo es posible y no les pasa nada malo cuando se traspasan esos mismos límites, características típicas de la etapa de la adolescencia.

También otra enfermedad es elFOMO, que explica Chalco, es el acrónimo de la expresión inglesa «miedo a perderse», que en español significa algo así como «miedo a quedarse fuera», y que se caracteriza por una necesidad constante de saber qué están haciendo otras personas, asociada a sentimientos de ansiedad, que impactan fuertemente las actividades de la vida diaria, así como la productividad en el trabajo.

Las personas que tienen FOMO acaban, por tanto, teniendo una necesidad constante de actualizarse en las redes sociales, como Facebook, Instagram, Twitter o YouTube, incluso de noche, en el trabajo, durante las comidas o al conducir, lo que, en ocasiones, puede suponer un problema, peligro de seguridad, todos estos comportamientos son el resultado de la angustia que genera la inseguridad de vivir sin conexión y pueden generar ansiedad, estrés, mal humor, malestar o incluso depresión.

Posibles Causas

El FOMO parece ser más común en casos de aislamiento social, como lo que ocurre durante la pandemia de COVID-19, o cuando la persona tiene una enfermedad que no le permite salir de casa, o cuando necesita una cirugía mayor en lo cual es necesario un mayor tiempo de recuperación.

En estas situaciones, al no haber contacto social directo, la persona tiene miedo de perder lo que están haciendo sus compañeros de trabajo, o la escuela, lo que genera una ansiedad constante por revisar las redes sociales.

El FOMO es más común entre los 16 y los 36 años, que es el período de edad en el que más se utilizan las redes sociales.

Qué hacer para evitar FOMO

Algunas estrategias que se pueden adoptar para prevenir FOMO son: 

  • Viva los momentos en lugar de publicarlos en las redes sociales;
  • Prioriza a las personas que te rodean; 
  • Reducir el uso de teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras o cualquier otro dispositivo con Internet; 
  • Interiorizar que las personas que publican contenido en internet no tienen vidas perfectas y que eligen los mejores momentos para compartir.
  • Dedique su tiempo libre a otras actividades, como leer, ver películas, jugar juegos de mesa, hacer ejercicio físico o pasear a su mascota.

Si es necesario, y si la persona padece ansiedad o enfermedad grave por FOMO, es recomendable consultar a un psicólogo.

El especialista Chalco expresa que a menudo, las personas no se dan cuenta de lo dependientes que son de las redes sociales, “este comportamiento solo se nota cuando el usuario no cumple con los compromisos por estar conectado a Internet. No hay atajos para la autoestima. Surge de relaciones sólidas y de alcanzar metas, lo que significa que es algo que los jóvenes irán construyendo poco a poco, lo mejor que puede hacer para ayudarlos es darles el ejemplo y demostrar un sentido sólido de quién es usted en su propia vida (real y virtual)”, refiere.

El psicólogo aconseja que cuando surja la oportunidad, hable sobre los verdaderos amigos y el respeto por sí mismo, ya que la comunicación es sumamente importante en la vida de los jóvenes, dado que al carecer de la experiencia y poseer poco control de sus emociones, necesitarán de toda la guía posible,  el diálogo honesto es la mejor manera de orientarlos sobre el uso de las redes sociales, es fundamental mantener abierto el puente de comunicación y prestar atención a lo que se expone online, al fin y al cabo, no es posible predecir todo lo que puede suceder en ese entorno, solo con el dialogo oportuno ellos aprenderán a diferenciar la realidad de lo virtual.

El uso desenfrenado de Internet trae comportamientos nocivos para la salud del ser humano, como: ansiedad, estrés, irritabilidad y cambios en el apetito, cuando se ignoran, las señales pueden desencadenar una serie de enfermedades críticas.

A continuación, se presentarán una serie de problemas que se pueden desencadenar por el excesivo uso de las redes sociales:

  • Síndrome del toque fantasma 
    Uno de los primeros en trabajar en el tema fue el Dr. Larry Rosen, profesor jubilado y ex presidente del Departamento de Psicología de la Universidad Estatal de California, en Estados Unidos. En el libro iDisorder, el especialista muestra que el 70% de los usuarios habituales ya han sentido que el celular vibra o suena sin ni siquiera recibir notificaciones o llamadas.
  • Nomofobia 
    El término se utilizó por primera vez en 2008 en un artículo de la Oficina de Correos del Reino Unido para abreviar la expresión en inglés «no-mobile», en español la expresión significa la ansiedad causada por la distancia del teléfono celular o por la falta de batería en el dispositivo, las consecuencias de la patología son problemas de interacción social y dificultades para comunicarse en público.
  • Depresión
    Depresión por redes sociales ocurre cuando el usuario deposita su realización personal en la cantidad de me gusta y cantidad de comentarios recibidos en las publicaciones. Recientemente, una investigación publicada en la revista Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking demuestra esta relación.
  • Problemas de la columna vertebral  
    El acto de inclinar la cabeza para mover el teléfono celular puede colocar una carga mucho más allá de la que soporta el cuello del usuario, un estudio publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos reveló que la columna cervical puede contener un máximo de seis kilogramos. Sin embargo, dependiendo de la posición del cuello para interactuar con los dispositivos electrónicos, se aplica una carga de hasta 27 kilos.
  • Pérdida auditiva     
    La interferencia de los auriculares en casos de pérdida auditiva se produce cada vez más debido a la alta frecuencia que utilizan los usuarios, de hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado en el que la mitad de los jóvenes de todo el mundo escuchan música a volúmenes dañinos para los tímpanos.
  • Insomnio 
    El pensamiento colectivo de que el uso sin pretensiones de dispositivos electrónicos hace que el deseo de dormir aparezca más rápido es un mito, ya que la luz que emiten los dispositivos hace que el cuerpo produzca menos melatonina, la hormona encargada de regular el sueño.

El especialista Chalco refiere quevale la pena recordar que el equilibrio en la rutina es la clave para preservar la calidad de vida, para no alimentar la adicción, es importante descubrir sus verdaderos talentos y desarrollar la inteligencia emocional fuera de Internet, “una sugerencia que se puede seguir es disminuir el uso de tecnologías en el hogar, deja que tus dispositivos y tú descansen, por lo tanto, prioriza las interacciones fuera de línea, no coma con dispositivos cercanos, apague o deje su teléfono en modo avión a la hora de acostarse. Finalmente, si no consigues reducir la frecuencia, busca la ayuda de un profesional”, establece.

Para consultas psicológicas el teléfono de Moisés Chalco es 0986229461. (I)