La decepción mata el amor

Creo que todo el mundo conoce el amargo sentimiento de la decepción: la decepción en el amor, en las personas, en la amistad.

El amor como fuerza es inmortal y como sentimiento muere inmediatamente después de que llega la decepción. Es muy fácil y rápido matar el amor y aún más rápido matar el enamoramiento, si empiezas a sentir una sensación de decepción. Por supuesto, algo queda, pero ese algo son solo recuerdos, arrepentimientos, tal vez simpatía o una apariencia de gratitud, o viceversa.

Cuando te enteras de la traición, es como si te hubieran cortado las alas y caes en el abismo de la decepción. La desilusión al desamor se considera uno de los estados emocionales más complejos cuando una persona experimenta dolor, tristeza, enojo, pérdida de esperanza, indignación, intentos de ahogar el dolor con malos hábitos (alcoholismo, drogadicción), negación. En esta etapa, las personas se “colapsan” sintiéndose “muerto en vida” o analizan las razones de su condición. A veces acuden a un psicoterapeuta en busca de una respuesta a ese resentimiento.

El amor puede ser ciego, pero cuando abre los ojos, se va y lentamente se va sin retorno. Muere… Y, después de su muerte quedan cenizas, que a veces son difíciles de soportar, limpiar y tirar, pero con el tiempo desaparecen para siempre.. Pero la decepción también tiene cualidades útiles.

¿Cómo superar esa decepción y volver y encontrar motivación en la vida? La vida no siempre es fácil y cada uno de nosotros encuentra dificultades y desafíos que puede ponernos de rodillas cuando creemos que todo está perdido. La decepción nos ayuda a separar lo “mío” y lo “no mío” a reconocer lo que daña y soltarlo. Al estar decepcionados de algo o de alguien nos hace dar cuenta que estar en ese lugar no estuvo a la altura de nuestras expectativas. Para recibir amor, debes dejar morir tu ilusión de amor.

Cuántas mujeres, después de romper con un hombre, no pueden empezar a disfrutar de la vida sólo porque han estado viviendo durante mucho tiempo con la esperanza del regreso de su marido. Intelectualmente, conscientemente, lo entienden todo, pero en el fondo no pueden creer que ya no la aman, es imposible aceptarlo. Creamos la ilusión de un hermoso amor por nosotros mismos. La evidencia de su irrealidad nos causa dolor.

Cuando aquellos que deberían haber atesorado tu corazón lo lastiman, la decepción puede ser aplastante.

Sin embargo, incluso a la noche más oscura le sigue el amanecer.

La curación no es un destino, sino un viaje marcado por la resiliencia y el coraje.

Luz Pavicich. Instagram @luzpavicich