Unión Magdalena vivió el pasado martes uno de los hechos más insólitos y lamentables de los últimos años, y esta vez no fue protagonizado por los jugadores sino por los hinchas de su propio equipo quienes ingresaron al terreno de juego para exigir explicaciones a sus jugadores por los malos resultados en el torneo local.
Lamentablemente, ante la pasividad de la policía, a los integrantes del plantel no les quedó otra alternativa que responder ellos mismos a los intentos de agresión de las barras bravas, lo que como era de esperarse, originó una batalla campal, lo cual obligó a la suspensión del compromiso que se jugaba ante Atlético Bucaramanga cuando faltaban algo más de 12 minutos para culminar el juego que lo ganaba el equipo visitante 1-0.
Unión Magdalena, que marcha en el puesto 17 de la liga colombiana con apenas seis puntos en siete jornadas, se ha visto más complicado aún por el informe arbitral, ya que fue evidente que invadieron el campo de juego entre 50 y 100 personas con el fin de agredir a los jugadores de su propio equipo, lo cual le generaría a más de la sanción deportiva, un perjuicio económico debido a la fuerte multa económica que contempla el reglamento de la comisión disciplinaria de la DIMAYOR.
El jugador del equipo local, Carlos Bejarano afirmó posteriormente que sintió mucho temor por lo que pudo haber sucedido. “Quise dialogar con los hinchas, pero hubo un momento en que las cosas se pusieron muy tensas. Incluso uno de ellos sacó un cuchillo y otro una varilla”, sostuvo el deportista.
Ahora también existe la posibilidad de sanción para los jugadores que participaron en los incidentes por el hecho de haberse defendido ante los ataques de los vándalos. A ellos, el tribunal disciplinario podría castigarlos con una suspensión entre cuatro y diez partidos, sumándole una multa económica.